miércoles, 18 de abril de 2012

(LAS MOSCAS)


Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.
¡Oh, viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela,
—que todo es volar—, sonoras
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,
de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada,
de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.
Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas. 
Antonio Machado

domingo, 15 de abril de 2012

-. Decidir Amar .-


   La perfección casi utópica del amor que nos han dado la literatura, el cine y la música nos desvió un poco del significado verdadero de amar.
   Pocos pueden ver y reconocen una diferencia entre el enamoramiento y el amor. Están quienes afirman amar a alguien tras estar con ella/el periodos cortos de tiempo. La expresión TE AMO quizá es una de las que más fácilmente soltamos en lo cotidiano.
Mientras que el enamoramiento se puede definir como un estado emocional el amor no.
   En mi opinión no existe el amor a primera vista, porque sería como decir que existe un nogal a primera vista, pero lo que sí existe es el enamoramiento. En este estado el ser “amado” es ponderado sobre los otros seres,  se admira, se idealiza  por un determinado lapso de tiempo; sea esto por compartir y conocer al ser admirado o por la aparición de un nuevo ser objeto de admiración.
   Y cualquiera que haya estado enamorado (múltiples veces) puede darme la razón.


En el ámbito enamoramiento podemos encontrar el:

  •          Enamoramiento bidireccional – unitemporal: ambos sujetos se enamoran en un mismo momento.
  •          Enamoramiento bidireccional – bitemporal: los sujetos se enamoran en tiempos diferentes.
  •          Enamoramiento unidireccional: un enamoramiento no correspondido. Quizá, el más triste de los tres.

   Un autor expresó que aquellas personas que están enamoradas y comienzan una relación están siempre con el “tanque lleno” y definió esto como un estado de “perfección” donde todo se experimenta intensamente. Se dice que es el estado ideal para las personalidades egocéntricas porque, cito: “nos hace sentir que alguien nos quiere, nos admira, nos aprecia.    Nuestras emociones vuelan pensando que alguien nos ve como el número uno, que quiere dedicar el tiempo y las energías en nuestra relación”.
   Pero, como dije antes, es un estado, y como tal, tiene un tiempo finito. A veces en el mismo momento para ambos, y otras, en distinto momento. Los sujetos se dan cuenta que el otro no es perfecto; de repente se baja a la realidad y se encuentran dos seres humanos imperfectos tratando de conciliar ideas. Si no se sabe llevar las demandas por necesidades insatisfechas provocan el desgaste de la relación, el “tanque” se vacía y nos podemos quedar como dice la popular frase con que  “el amor eterno dura tres meses”; pero vamos a seguir un poco más.

 ¿y el amor?

El amor no es un estado, y como no lo es, es atemporal. Si vamos a la biblia encontraremos retratado el amor de la siguiente manera:
   “El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

   Mientras el enamoramiento llenaba en parte nuestro yo y nos dejaba en un estado confortable, el amor se DA. Desplaza completamente el YO (egoísta), se pone en lugares incómodos y no se deja guiar por el hambre de retribución sino por la felicidad del ser amado.
Mientras el enamoramiento se va diluyendo, va surgiendo el amor. Nace del tiempo compartido, por conocer al otro con sus virtudes y defectos y a pesar de ello estar dispuesto a elegirlo cada día.
   Es necesario para amar a alguien conocer en qué forma se siente amado. Chapman habla en su libro de “lenguajes de amor”, estos son formas de hablar específicas a cada uno de nosotros.       Algunos aman naturalmente sirviendo, otros regalando, otros con contacto físico, etc. y en general les gusta ser amados de la misma manera. La inversión de tiempo y el trabajo de un ser que está dispuesto a amar a otro es tratar de ver cuál es esa forma en que se siente amado, aquello que aunque no le sea natural llega al corazón del otro para expresarle que nos importa.
El amor verdadero y eterno sí existe, pero implica tiempo, decisión y compromiso.

D.L.A.

domingo, 1 de abril de 2012

- amorosa disciplina -


Creo que no hay nadie que se sienta cómodo en presencia de un niño “malcriado”, y uso esa expresión para referirme a aquellos chicos que carecen de disciplina. Los que como no tienen corrección por parte de los padres hacen tanto en casa como afuera “lo que quieren”.
Son chicos que suelen transgredir las normas y desafiar las figuras de autoridad. Durante la etapa escolar para los maestros son de difícil control; muchas veces se deben citar a los padres por la conducta de sus hijos y erróneamente estos se constituyen en ocasiones como acérrimos defensores de sus hijos perpetuando su actitud.
El trastorno por hiperactividad ha venido a ser en los últimos años la excusa perfecta para padres que no ponen límites. Muchos niños son mal diagnosticados con esta “enfermedad” y se someten a tratamientos psicoterápicos y farmacológicos que no darán resultado. Es una justificación a un problema en casa.
Consecuentemente a esto tendremos en la sociedad un joven que no sabe tratar al adulto, respetar las jerarquías y las normas básicas de convivencia. Serán también padres que difícilmente sepan poner límites porque nunca los tuvieron.
Si digo que la disciplina requiere castigo físico muchos me van tildar de violenta por eso creo que es necesario diferenciar entre violencia y disciplina. En ejercicio del primer término están los padres que le pegan a sus hijos, los insultan o los menosprecian sin motivo o por irritarse por pequeñas travesuras. La disciplina, en cambio, busca tratar de que el otro reconozca las normas y aprenda a respetarlas; hay niños que responderán rápidamente a un reto y con otros será necesario el “chirlo” o la penitencia. La condición sine qua non para ejercerla correctamente es el amor.

Todo esta introducción era en realidad para llevar el tema hacia la disciplina de Dios a sus hijos (o sea, nosotros).
La biblia no es ajena al concepto de disciplina y Dios muestra a través de ella el ejercicio de acciones disciplinarias.
En hebreos 12: 5-6 dice:
“Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te desanimes al ser reprendido por Él; porque el Señor al que AMA, disciplina, y azota a todo el que tiene por hijo. Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?
“el Señor nos disciplina para que no seamos juzgados con el mundo” dice en 1 Corintios.
Cometemos el error muchas veces de creer que Dios como es bueno y misericordioso no se enoja cuando hacemos cosas malas y no va a reaccionar.
Es verdad que no todas las veces que transgredimos las normas de Dios nos castigará con llagas dolorosas que tendremos que rascar con una rama, pero la disciplina en algún momento se hace presente para llamarnos la atención y no necesariamente implicará un castigo físico.

¿A quién disciplina Dios? AL QUE AMA, AL QUE TIENE POR HIJO. El pasaje no se está haciendo referencia a toda la humanidad sino a aquellos que han sido reconciliados con Él y se han convertido en sus hijos.
Mientras que la violencia no tiene ningún fin la disciplina de Dios tiene uno que es: “para nuestro bien, para que participemos de su santidad”.

La santidad de Dios implica un carácter intachable, puro, alejado de todo mal; por lo tanto su disciplina  no es una acción caprichosa, sino amorosa, y que busca acercarnos a su presencia con una condición aceptable.
La disciplina aplicada en el momento justo y con amor no deja en el corazón del disciplinado rencor, si, inevitablemente, causará molestia u enojo pero  con el tiempo eso se transformará en entendimiento de la perfecta voluntad del Padre.

Para terminar me gusta en ese mismo capítulo de Hebreos cuando dice:
“Por tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean, y haced sendas derechas para vuestros pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane”.
Termina ese fragmento con un llamado a la rectitud. Somos personas redimidas pero con un corazón tendiente al pecado, fácilmente dejamos el camino recto y de asfalto para irnos a la banquina llena de pozos y piedras. Nuestra cojera es natural, es consecuencia de nuestra naturaleza y cuanto peor sea el camino que caminemos más cerca estaremos de una lesión profunda. Una pierna descoyuntada implica una persona que ya no puede caminar.
Andar en los caminos de Dios trae alivio y sanidad mas allá de lo físico, sana nuestro corazón, nos acerca a Él con toda su santidad y nos hace sensibles a su voz de amor.