Vacío.
Gemidos callados de corazones hastiados del ruido y el sinsentido.
Se asoma la mañana y el gentío se dispersa entre las calles grises. No existe uno. Desaparece el sujeto y surge el colectivo. Miles de seres que buscan sentido.
Sentido que no hallan entre más y más ruido. Las formas de las cosas que prometen algo les nubla el juicio.
Felicidades efímeras, sabidurías baratas, respuestas parciales.
La noche cae y el bullicio se apaga. Ahora es uno en soledad en su casa vacía; soledad fría y eterna.
El silencio, cruel asesino que se agazapa en los oscuros rincones. ¿Dónde estás sentido? ¿Acaso es el hombre una brisa en el viento?
Dormita inquieto y sueña esperanzado.
Entre sueños ve un reflejo de luz, una cruz, lo que parece una tumba vacía y se escucha un canto.
Se levanta perplejo y después de mucho tiempo sonríe sincero.
Esperanza.
Daiana Lebed Avondet