martes, 16 de junio de 2009

...sobre la felicidad

"Ciertamente en vano he guardado puro mi corazón y lavado mis manos en inocencia; pues he sido azotado todo el día y castigado cada mañana". (Salmo 73:13-14)

Yo puedo afirmar que me he sentido muchas veces como Asaf en este salmo. A veces la vida cristiana se me hace inaguantable, quizá mas aún cuando me comparo con gente que no cree lo mismo que yo y veo que "la vida le sonrie".En este salmo Asaf estaba en esa situación, había visto que los injustos, los que no amaban a Dios, prosperaban en todas las cosas que se proponían mientras que el cada día era expuesto a múltiples adversidades.Pero si uno sigue leyendo el salmo, ve que el autor encontró la respuesta y dice de ellos: "Ciertamente tú los pones en lugares resbaladizos;los arrojas a la destrucción" y mas adelante "son continuamente consumidos por terrores repentinos".
Me quedé pensando como es vivir una vida sin Cristo...qué son esos terrores repentinos de los que habla el salmista.
Se trata quizá, de no poder en la vida terrenal llenar los vacíos que surgen. No encontrar afecto en los seres queridos, no llegar a donde se quiere en el trabajo, no ser suficientes en el estudio o en cualquier disciplina. Nada, absolutamente nada llena su vida, por mas que lo tengan todo, por mas que todas sus fuerzas estén dedicadas a conseguir tus objetivos.
El ser humano sin Dios tiene una necesidad constante de encontrar aquello que va a saciar para siempre su hambre, su sed, ese vacío que lo atormenta, pero cuando llega a obtener lo que creía iba a ser el principio de su felicidad se da cuenta que sigue en necesidad. Vi un chiste gráfico (muy real), que reprensentaba la felicidad como una larga cola a un tobogán, la espera era interminable, cuando al fin llegabas a la cima te arrojabas por el tobogan (felicidad) y en segundos estabas abajo, y ahí, nuevamente a formar fila para obtener otro ratito de felicidad.
Con esto no quiero decir que el ser humano con Dios viva una vida de felicidad eterna y completa satisfacción. El hombre nunca llega a estar el 100% satisfecho porque nuestra propia naturaleza carnal (pecaminosa) nos lo impide, eso es precisamente de lo que habla Pablo en romanos 7. Tenemos una mente dividida que por un lado anhela las cosas de Dios y por el otro no hace lo que a Él le agrada.
Definitivamente una persona que considera a cosas terrenales como mas importantes que Dios no puede estar satisfecho.
Podemos vivir crisis, enfrentarnos con la realidad de que a veces parece que a los que no creen les va mejor que a nosotros, pero también debemos vivir la verdad de que tenemos un Dios misericordioso, que nos conoce personalmente, que conoce nuestras necesidades y está deseoso de satisfacerlas.Y Asaf termina diciéndo:

"Sin embargo, yo siempre estoy contigo (en comparación de los que viven sin Dios); tú me has tomado de la mano derecha. Con tu consejo me guiarás, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre. Porque he aquí, los que están lejos de ti perecerán; tú has destruido a todos los que te son infieles. Mas para mí, estar cerca de Dios es mi bien; en DIOS el Señor he puesto mi refugio, para contar todas tus obras".

1 comentario:

Mariana_Maia dijo...

...a quièn iremos? sòlo El tiene palabras de vida eterna.
Muy lindo Dai :)