sábado, 26 de septiembre de 2009
Vivencias
Una hoja cayó lentamente, como suelen hacerlo en el otoño, rodó por mi hombro y rozó mi cuerpo para terminar en el piso. No me moví, no la toqué con mis manos, mi mente estaba demasiado ocupada en otra cosa.Miraba hacia un punto lejano esperando ansiosamente lo mismo que treinta minutos atrás. No era la única, varios esperaban. Algunos rien mientras otros hablan por sus teléfonos, escuchan música o simplemente se ausentan en una posición casi escultural.Las esperas son largas cuando se quiere estar en destino, cuando los que nos rodean son ajenos, cuando algunos pensamientos nos empiezan a taladrar los sesos. Finalmente la mía se terminó, lo que tanto esperaba, o esperabamos, llegó. Parecíamos una jauría de perros rabiosos. Nos amontonamos, chocamos, enfurecimos, nos sofocamos.Alguien trató de ser amable pero sus intentos quedaron ahogados por las expresiones iracundas del resto. Sentía brazos, hombros, piernas por todos lados, el calor se hacía insoportable, las nauseas aumentaban en cada sacudón. Las risas, las charlas, los gritos se hacían insoportables. Una canción conocida en la radio y varios cantando.Una mujer embarazada que desaparece de pronto junto con algunos niños. Parece que hay mas aire, que mis músculos están mas relajados, que las tensiones se están acabando pero dura solo un segundo. Otra vez calor, falta de respiración, gente y gente rodeándome. Un hombre mayo me pregunta la hora pero es imposible responder, no tengo posibilidad de moverme.Me doy cuenta que ya se termina, que no falta tanto, que debo hacer un esfuerzo por llegar a la meta, que entre todas estas personas tiene que estar lo que busco. Extiendo la mano, camino lentamente empujando gente y a la vez tratando de ser amable, piso pies y codeo cabezas. Una vez mas estiro mi mano y logro tocar algo, no distingo que es pero siento que por fin es el final. Se abre el paso delante mío, me avalanzo, una bocanada de aire fresco entra ahora por mi boca y nariz, el sol me ilumina la cara y con una gran sonrisa bajo del colectivo.
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2 comentarios:
Què bueno que siempre hay lugar para que entre el aire fresco :)... me hizo acordar cuando usaba el Sur 10, una experincias bastante insopor jeje!.. que buana la imagen de las caras!
es casi una experiencia religiosa jajaja...El transporte público, este año he aprendido a amarlo realmente. Eso lo escribí este año cuando aún no empezaba a viajar mucho, ahora se ha hecho realidad en cada parada :).
una imagen robada de algún lado
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