ojos tristes, alma helada.
Infancia,
ausente de risas y ternura.
Adultez,
precipitada, fingida.
Respuestas,
que se tardan y se esperan.
Amor,
que no te dieron, ni conociste.
Gente,
la que anda, la que hiere.
Silencio,
el tuyo, el mío, el de todos.
Y me culpo porque no grito tu dolor,
porque no me duelen tus penas
ni entiendo tus lamentos.
Y egoísta me encierro;
me guardo en el rincón,
donde se olvidan las cosas
donde no se abre el corazón.
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