Tu misericordia, oh SEÑOR, se extiende hasta los cielos, tu fidelidad, hasta el firmamento.
Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios son como profundo abismo.
Tú preservas, oh SEÑOR, al hombre y al animal.
¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias.
Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz.
Salmo 36:5-9
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