domingo, 16 de mayo de 2010

Tu misericordia, oh SEÑOR, se extiende hasta los cielos, tu fidelidad, hasta el firmamento.

Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios son como profundo abismo.

Tú preservas, oh SEÑOR, al hombre y al animal.

¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia!

Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas.

Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias.

Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz.

Salmo 36:5-9

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