lunes, 14 de junio de 2010

...la palabra de Juan

Un día Juan descubrió una palabra maravillosa. Estaba ahí, entre muchas otras impresas en un viejo diccionario de su casa. Cuidadosamente la marcó con el lápiz y luego puso un señalador en la página correspondiente. Corrió a la cocina a desayunar antes de comunicarle su descubrimiento al mundo.
Mientras su mamá untaba una tostada con mermelada de durazno, que era su favorita, Juan, no paraba de sonreir. Sentía que tenía en sus manos un inmenso poder que podía ser utilizado para el bien del país, que digo del país, ¡del mundo!.
Tomó el micro a la escuela y ya en su clase fue al escritorio de la maestra para mostrarle su descubrimiento. Ella leyó, sonrió, y lo mandó a sentarse a su banco mientras empezaba a hablar sobre algo de las plantas que se llamaba fotosíntesis. ¿Acaso ella creía que eso era mas importante que lo que él tenía para compartir?.
Se sintió frustrado, pequeño; se sintió NIÑO. Quizá su pequeña estatura y la cara manchada con chocolate no le dieran la seriedad que necesitaba para dar a conocer lo que tanto lo había impactado.
A pesar del desánimo, y resuelto a hacer algo por lo que no debía callarse, decidió al día siguiente ir a la casa de gobierno sin decir nada a sus padres. Ahí seguro lo iban a escuchar.
La mañana siguiente tuvo un poco de miedo, nunca había ido a la casa de gobierno y mucho menos había hecho solo un recorrido que fuera diferente al que hacía para ir a la escuela. Algunas personas en el micro y luego en el subte lo ayudaron a llegar.
Cuando puso sus pies en plaza de Mayo se dió cuenta que la "casita" era mas grande de lo que se veía en la tele. No pudo evitar correr las palomas, y se sentó un rato al lado de la fuente a contemplar el cabildo. Se comió una galletita de esas de chocolate rellenas con crema, tocó la mochila para comprobar que el diccionario estaba ahí y se dispuso a entrar a la gran casa.
Alrededor de esa casota había todo rejas, pero logró pasar por un pequeño agujerito. Los guardias de la entrada lo miraron con cara de sorpresa pero no le dijeron nada.
Se paseó de un lado a otro pero no encontraba a nadie, no quería perder demasiado tiempo porque tenía que llegar a casa en horario así que volvió a la entrada y le preguntó a los guardias donde podía encontrar al que mandaba ahí. Se miraron y rieron para luego preguntarle para qué buscaba a la presidenta.
- Es que tengo que compartirle un descubrimiento muy importante - dijo con cara de orgullo y mostrando los dientes.
- Bueno, pero ella no está acá y no sabemos cuando va a venir. Si querés decirle algo podés escribirle una carta.
No les dijo nada. Simplemente se dió media vuelta con la cabeza gacha, mirada triste y se fue a su casa. No quería escribir una carta, quería compartir lo que había aprendido, quería que lo escucharan.
Esa noche no comió y se acostó temprano. A la mañana siguiente sacó el diccionario de la mochila, guardó el señalador en el cuaderno de matemáticas y con una goma borró lo que había marcado.
Leyó la palabra una vez mas para no olvidarla.
- Diálogo: (Del latín dialŏgus). Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos.

Puso el diccionario en la biblioteca y se fue a tomar la leche mientras escuchaba en la tele sobre piquetes, tomas de facultades, cortes de rutas, guerras entre países y no sé que otras cosas.

1 comentario:

Edith dijo...

pobrecito...