martes, 31 de agosto de 2010

...tristes corazones...

Tus ojos aparentaban tristes, cansados, como si no tuvieran mas ganas de brillar. Con la espalda un poco doblada y la cabeza gacha parecías cargar pesadas penas de antaño. No pude decir nada, simplemente te puse una mano al hombro y pregunté alguna cordialidad a la que respondiste con una mueca casi sonriente.

Te podría haber dicho que esa cara no es propiedad tuya, que vi esa expresión también en otros. Son muchos los cansados, tristes y desanimados, los que lloran por las glorias pasadas y aborrecen las penas presentes. Muchos los que olvidaron reir verdaderamente y lo hacen como un acto reflejo; si tan solo tuviera el poder de arreglar un corazón. Como un cardiocirujano con suma destreza podría parar esa estructura maltrecha solucionar lo que no anda bien y echarla a andar de nuevo. Pero no puedo, no tengo el poder para arreglar el corazón de nadie; ni aún el mio.

No solo me siento impotente sino que tambien me reconozco rota, un poco doblada y triste. Como vos tambien necesito que me arreglen; que apliquen un par de joules a este músculo que a veces quiere dejar de funcionar.
Pero entonces me acuerdo de Él, de su corazón. Ese corazón que dejó de latir hace miles de años para que el mío pudiera hacerlo de nuevo, ese que fue el único en la historia que después de tres días volvió a palpitar, y lo hizo con mas fuerza para demostrar que había vencido la muerte, el dolor, la tristeza. Me gustaría que escucharas ese corazón latir como lo hago yo, que palpite dentro tuyo tambien. Que vuelvas a vivir, que tus ojos brillen y tu sonrisa sea sincera otra vez.

viernes, 20 de agosto de 2010

...eSceNaS...

¿A quién?¿A mi?¿están seguros? aunque no me creo capacitado para salir a escena he vivido toda mi vida como una continua exhibición. Unas veces, la gran mayoría, he sido perseguido por los macabros personajes de esta vida; y otras, escapo de los que aún no he conocido pero están al acecho.
He descubierto que el escenario no es lo suficientemente grande. Simplemente me gustaría poder descender la escaleras, sentarme en el lugar del público, y observar la consecusión de escenas en mi ausencia.
¡No me miren más! el palco, las plateas, hasta los pasillos llenos de ojos clavados sobre mi, persiguen cada paso, cada movimiento. Mi intimidad es nula y hasta la han invadido siendo alguna vez personajes de reparto.
Si hubiese un lugar solitario donde refugiarse, pero aún debajo de la cama y en sueños puedo sentirlos. Llegan a ser un dolor opresivo en mi pecho que quita la respiración.
Si tuviera que escribir una biografía de mi vida podría decir que desde la infancia todo fue muy difícil, mis padres, ocultos tras una fachada protectora y amorosa, maquinaban tras las paredes de mi cuarto la estrategia para deshacerse de mi. Sin embargo nunca les di la posibilidad de reproche, fui un hijo ejemplar.
En la universidad me desligué de ellos pensando iba a encontrar en mis colegas la "normalidad" que anhelaba, para descubrir con decepción en cada una de las personas con que me rodee, no solo el deseo de inmiscuirse en los asuntos de los demás, sino tambien, actitudes malévolas y destructivas entre ellos, o mas específicamente, orientadas a mi.
En el mediano trayecto que he recorrido nunca pude confiar en los médicos. Detrás de esas fachadas seguras y esos guardapolvos blancos y estetocopios colgados al cuello, se esconde una ignorancia que atemoriza. Esperás encontrarte con psíquicos que logran dar con la tecla a los problemas mas profundos, pero en vez de eso, es otro insignificante ser humano que te hace mil preguntas. Después te revisa por acá, por allá, te pide un montón de estudios, y, finalmente, te da un tratamiento que probablemente produzca mas daños que beneficios.
Como conclusión, el no haber encontrado nadie de confianza en el sin numero de personajes que han pasado por este escenario, me deja con el gusto amargo de creer que no puedo compartirlo con nadie. Igual, estoy demasiado ocupado escapando de los que amenazan constantemente mi vida como para dedicar tiempo a alguien, y quizá, hasta tener que protejerlo.
Ustedes me siguen mirando y no se que hacer. No hay lugares donde correr, podría hacerlo tras los telones pero tarde o temprano tendría que salir nuevamente y los encontraría ahí, estáticos, una vez más, observando.
Si cerrando y abriendo mis ojos todos desaparecieran, si con el pensamiento pudiera exterminarlos a todos para no sentir mas sobre mi una humanidad que me observa. Si pudiera escapar por la puerta del frente del teatro y no volver mas todo sería sencillo, o tolerable.
Parece que no hay remedio; la función debe continuar. Tendré que tomar coraje y seguir fingiendo lo que ustedes llaman "normalidad".
Ahora, y frente a ustedes, me voy a levantar, cambiar, desayunar, y como cada mañana, tomaré el micro hasta el consultorio, para en un acto que pareciera ser altruista propiciar tratamiento psiquiátrico a aquellos que desean adaptarse al subjetivo y mundanal concepto de "normalidad".
Hacerlos aceptables a aquellos que no han entendido que todos estamos un poco locos.

lunes, 2 de agosto de 2010

...sogas tensas...

Los que me conocen saben que soy una molesta analista de relaciones. Al haber experimentado decepción en muchas de ellas me he tornado observadora y jueza de las personas, lo cual no quiere decir que esté bien.

Una frase que se me vino a la cabeza mientras pensaba en el comportamiento de los humanos en las relaciones fue "aborrecer el pecado y no el pecador".
Con este texto solo pretendo hacer una subjetiva observación sobre el comportamiento humano.
Me produce impotencia ver ciertas relaciones y las conductas de los individuos que las integran. En un intento egoísta los integrantes de la relación tratan de empujarla hacia la satisfacción de sus propias necesidades; buscan a través del otro llenar un vacío que con otras cosas no han logrado llenar. Hasta los que dicen ser sumamente altruistas buscan en sus observadores la aprobación y recompensa.
Mas tristeza me genera verme envuelta en ese tipo de relaciones, tanto víctima como victimaria.
Relación implica reciprocidad. Amar, requiere renunciar a mi y mis intereses poniendo primeramente los del otro. Recordemos que el segundo gran mandamiento no es "Te amarás y procurarás tu bien sobre todas las cosas", sino, "amarás a tu prójimo como a ti mismo".
Obviamente, es mas natural el amor a nosotros mismos que hacia los otros. No nos cuesta tanto amar nuestras imperfecciones como amar a otro con sus imperfecciones, y fácilmente podemos caer en procurar cambiar sus errores, o desear, erróneamente, que se parezca mas a nosotros para que nos sea mas amable.
Las relaciones se tornan superficiales porque por no entrar en disputas, o no abrir el corazón, dejamos de hablar de las cosas que realmente importan. Nos alienamos; consideramos riesgoso mostrarnos vulnerables y finalmente desistimos de compartirnos refugiándonos tras una careta de felicidad y superación.

Se que en estas observaciones se puede caer fácilmente en pensar en personas y juzgarlas por eso digo que lo molesto y despreciable no somos nosotros pecadores sino el egoísmo al que le damos lugar en nuestras vidas. Somos a veces incapaces de darnos cuenta las intenciones que mueven nuestros actos, pero otras, siendo concientes, le damos de comer a ese "gran monstruo".
No hay relaciones perfectas pero sí las hay mas sanas que otras. Deseo crecer en mi capacidad de relacionarme con otros, aprender a amar y dejarme amar, compartir y glorificar a aquel que me dió la posibilidad de conocer y disfrutar de personas tan diferentes a mi.