Rosendo y yo habíamos sido muy unidos todo este tiempo o eso es lo que creía, que se yo, no cualquiera anda con un sapo por todos lados.Salís a la calle y la gente te mira con los ojos desorbitados, hay relaciones que resultan ser un poco extrañas.
A Rosendo lo conocí un día que salí a caminar por el bosque, estaba al costado del lago; me pareció una imagen tan perfecta. Rosendo, el lago; con cara de pensador seguía con su mirada los jejenes que recorrían las proximidades del agua y trataba de escapar a cualquier situación que pusiera en riesgo su vida.
Las horas de ese día pasaban y no podía dejar de mirarlo, ahora el atardecer parecía resaltar mas sus rasgos, tan hermosos, tan sapiles. Finalmente tomé coraje y me acerqué. En mi cabeza esperaba que no se hubiese dado cuenta de mi proceder durante la tarde. Rosendo me miró con esa cara de pensador abstraído que lo caracteriza y ahí lo supe, estaba realmente enamorada, porque al fin y al cabo el enamoramiento surge del disfrute de estar con el otro.
Unas horas mas hablando con Rosendo y le propuse que nos siguiéramos viendo. A medida que pasaba el tiempo yo estaba cada vez mas prendada de él, pero no sentía que nuestro amor fuera recíproco. Mientras yo lo miraba y le hablaba el seguía con esa cara impasible que llegado a un punto terminaba por molestarme.
Una y otra vez traté de decirle a Rosendo lo que me pasaba, era tal mi desconcierto en esta relación que no sabía si eramos amigos o algo mas, en realidad yo quería "algo mas".
Preparé uno de esos discursos mentales que solemos hacer las mujeres, era una idealización perfecta de una conversación que tenía un magistral desenlace; yo, Rosendo, una casa en las montañas y muchos hijitos correteando por ahí. Nunca me caractericé por la elocuencia pero sabía que esto no podía fallar. Empecé a hablar, Rosendo estaba un poco distraído pero poco a poco se fue concentrando en mis palabras. Le hablé de que el amor tiene tiempos que no siempre son los mismos para todos, como decía Cortazar las relaciones que son mas fuertes miden su tiempo en "años caracol" y no en años luz, cité algunas frases célebres de no se que autores, traté de llorar para que viera todo lo que había en mi corazón y entonces después de tanto discurso me quedé esperando su respuesta. No se si la palabra que describe mi estado de ese momento fue indignación o decepción, era mas bien un conjunto de emociones metidas adentro de una licuadora que estaba por explotar.
Su respuesta fue croac, croac, croac, croac. Tanto tiempo invertido, tantos meses y esa fue su respuesta. Como si las conversaciones, los paseos, los tiempos juntos huiesen sido NADA. Tiraba por la basura cada cosa que por él había hecho, sentí que se mofaba de mis desvelos por acompañarlo, mis consejos en sus desencantos, mis ¡todo!.
Ahí fue cuando dije basta, obviamente esta relación tenía que acabarse, no quería pasar gran parte de mi vida al lado de un sapo que no podía darme el cariño y comprensión que necesitaba, que no tenía ningún interés de formar una familia conmigo y pasar nuestras vida juntos. Aunque me dolió me despedí, lo saludé cariñosamente y me fui del lago en el bosque. Aquel que había sido un lugar mágico al conocerlo ahora era tenebroso y como daga penetrante en mi corazón. Di la vuelta para verlo por última vez, como pasa en toda telenovela y entonces la ví a ella, qué se yo quien era ella pero estaba ahí al lado de mi Rosendo, va, mi EX Rosendo. Lo saludó, se miraron, se sonrieron y permanecieron unos instantes al lado del lago. Lo mas extraño fue lo que pasó después, es casi imposible de describir. Rosendo empezó a crecer, era una especie de metamorfosis que transformaba todos sus rasgos sapiles en humanos. No era el mismo Rosendo que yo conocí, no era el que decía croac croac, este tenía aspecto humano con todo lo que los humanos tienen. Entonces la abrazó y charlaron largamente.
Yo, me di vuelta y empecé a caminar para mi casa sin dejar de pensar que a veces conocemos demasiados sapos que nunca llegaran a convertirse en príncipes azules en nuestra presencia pero si ante la de su verdadero amor.
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