domingo, 25 de julio de 2010

"Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas".

Es inevitable muchas veces caminar por el mundo y observar las cosas con una mente reflexiva sobre lo que ha hecho nuestro creador. Al ver el paisaje del norte, las montañas, los pueblos, la gente no puedo dejar de maravillarme del Dios creativo que tengo (que tenemos).
Uno de estos días caminaba por un cerro en un pueblito chiquito y veía no solo pisadas de hombres en la arcilla sino también patitas de pequeños animales y me acordé de un versículo que aparece varias veces en la Biblia: "Jehová, el Señor, es mi fortaleza; él me da pies como de ciervas y me hace caminar por las alturas".
No es que quiera decir que es una zona geográfica donde estos animales habitan, pero me acordé de ese pasaje y viendo el terrero en que me encontraba pensaba en la implicancia de las palabras de David (2 Samuel 22:34).
Los ciervos tienen a pesar de su estructura física unos pequeños pies y pezuñas hendidas que les permiten tener gran agilidad para saltar y moverse por terrenos escarpados.
Aunque me causa mucha gracia pensar que literalmente podríamos tener pies de ciervos la metáfora que David usa en su cántico me genera una tremenda paz. La vida cristiana no es fácil, son mas las veces que nos movemos por terrenos escarpados que en lugares llanos. La promesa de un Dios que nos permite sortear esos escollos con victoria debería generarnos esta sensación.
Seguramente los ciervos también resbalan, también tropiezan, pero han sido dotados para poder caminar aún en la noche por este tipo de terrenos.
Que aprendamos a caminar con fe en un Dios que nos sostiene y nos ha dado pies para poder caminar por terrenos difíciles.

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